Ver las fortalezas que hay en nosotros y en los demás nos brinda felicidad, nos hace resilientes, nos ayuda a desempeñarnos mejor y desarrolla nuestro potencial.
Hace un tiempo una amiga me escribió preocupada porque casualmente su jefa también estaba preocupada, pues no sabía de qué manera darle un feedback a una colaboradora “complicada” que hacía parte de su equipo de trabajo. Decidí hablarle sobre la importancia de resaltar sus fortalezas con el objetivo de ayudarle a ponerlas en práctica, pues de esta manera le daría a entender que no solo tiene debilidades por corregir, sino un potencial por desarrollar. También le insistí en la necesidad de no ponerle etiquetas de ningún tipo de adjetivo que la descalificara, sino de resaltar específicamente
aquellas actitudes, acciones o comportamientos que causaban dificultades y debían corregirse.
Cuando mi amiga trató de ensayar este tipo de feedback me preguntó: ¿si yo quisiera decirle que tiene la oportunidad de ser menos chismosa, podría decirle: tienes la oportunidad de hacer más comentarios
positivos?
Yo le respondí: “Con esas palabras ella igual va a sentir que está siendo atacada, no se trata de corregir sus debilidades sino de ayudarle a desarrollar sus fortalezas”, después le pregunté: “¿Que fortalezas ocualidades ves en ella?” y mi amiga respondió: “pues la verdad es que es muy inteligente”.
Entonces yo le hice otra pregunta: ¿Cómo podrías ayudarle a potenciar o desarrollar esa fortaleza?, y la
respuesta de ella me asombró y sobre todo me alegró, pues me dijo: “Ella podría compartir su inteligencia y ayudar a otras personas del equipo con sus aportes”.
Unos días después mi compañera me escribió alegre contándome sobre la felicidad de su jefa, pues aquella mujer complicada recibió el feedback con una sonrisa, y se dispuso completamente a compartir sus conocimientos e inteligencia con sus compañeros de trabajo, y así mismo manifestó interés en idear
distintas maneras de compartir su experiencia con los demás.
De este dialogo podemos reflexionar que en el lugar de trabajo y en otras áreas de la vida identificamos más fácilmente lo que está mal, y con menos frecuencia identificamos las fortalezas, virtudes o grandes cualidades en los demás. De hecho, existe una investigación psicológica que se titula “Lo malo es más
fuerte que lo bueno” de Baumeister et al (2001) en donde se revela que prestamos mayor atención y retenemos durante más tiempo los eventos negativos, que los eventos positivos.
Por ejemplo, según esta investigación podemos quedar más impactados al recibir una retroalimentación negativa que de varias retroalimentaciones positivas, también, una situación de perdida puede causar mayores efectos en nosotros que varias situaciones de ganancia. Lo mismo puede suceder cuando
comparamos los momentos traumáticos con los momentos felices y placenteros de la vida.
Según este estudio, desde muy temprana edad aprendemos a poner atención a la información y a los eventos negativos, pues el hecho de no hacerlo podría resultar en una situación perjudicial para nuestra vida. Por ejemplo, en estas épocas que hemos estado viviendo he podido observar como muchos de nosotros nos alarmamos cuando vemos que un ser querido se enferma, pues en el fondo sabemos que ignorar esta situación podría traer consecuencias indeseables.
Cuando afirmo la importancia de identificar fortalezas y de centrarnos en lo positivo al momento de dar un feedback, no estoy afirmando que deberíamos ignorar lo negativo, pues las debilidades también juegan un papel importante en nuestro crecimiento y desarrollo laboral, el problema es cuando nuestra atención se centra únicamente en lo que esta mal, pues en las fortalezas y en las virtudes de un colaborador esta su identidad positiva y una pista que le ayuda a entender lo que vino a hacer a este mundo. Aun así, más allá de la identidad, la investigación exhaustiva ha revelado que desarrollar fortalezas trae mejores resultados que corregir debilidades (Gallup, 2007), y por eso es importante salir de la negatividad aprendida que nos hace enfocarnos excesivamente en las debilidades y trascender a la capacidad de apreciar lo bueno que hay en nosotros mismos y los demás.
En muchas ocasiones podemos creer que una oportunidad de mejora significa corregir o disminuir una debilidad, pero al reflexionar sobre este dialogo entre amigos podremos entender que la verdadera oportunidad de mejora está en desarrollar nuestras fortalezas o nuestro potencial. Cuando
desarrollamos nuestras fortalezas al mismo tiempo estamos disminuyendo nuestras debilidades, pues
como lo vimos en la historia inicial, si esta mujer ocupa su tiempo compartiendo aportes inteligentes
con los demás, va a dejar de gastar tiempo haciendo malos comentarios y generando un ambiente de
discordia y de división.
Lo más hermoso de todo esto es ver cómo cuando compartimos nuestras fortalezas y lo mejor que hay
en nosotros, no solo corregimos nuestras debilidades, sino que ayudamos a potenciar las fortalezas en
quienes nos rodean. El compartir es un símbolo de amor y de solidaridad, y precisamente cuando
nuestras organizaciones están inundadas con este tipo de comportamientos hay éxito, pero sobre todo y
no menos importante, hay felicidad.
